La España vaciada es un término que surgió hace algunos años en referencia a la precaria y difícil situación que viven pequeñas áreas y centros urbanos de todo el país debido a la despoblación. Con el paso del tiempo, el éxodo continuo del campo a la ciudad se ha ido traduciendo en una menor empleabilidad; en la ausencia de servicios básicos como el transporte, la sanidad o la educación; en un mayor envejecimiento de la población y falta de oportunidades para los jóvenes; y, por consiguiente, en una economía deficitaria que, salvo que se planteen soluciones, acabará dando lugar a un elevado número de pueblos fantasmas (ya existen algunos) y a ciudades masificadas
Este problema territorial es acuciante para España y, sin embargo, sigue careciendo de una gran atención por parte de los actores políticos y de los poderes públicos. Aunque se supone que es uno de los cuatro objetivos principales del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, que se centra en actuar sobre la digitalización, la sostenibilidad, la brecha territorial y la brecha entre sexos, la realidad es que los fondos todavía no han impactado en la economía real de estas zonas y, por tanto, no se ha visto una diferencia
Lo cierto es que en los últimos años hemos presenciado ciertos hitos que han afectado de un modo u otro a la evolución de esta despoblación rural. La pandemia, concretamente, provocó un cambio de tendencia. Los pueblos volvieron a tener vida, especialmente entre 2020 y 2022. La gente recordó las ventajas y las grandes oportunidades que ofrecen las zonas rurales. Y muchos se dieron cuenta de que, gracias a las tecnologías, se puede trabajar desde allí con una calidad de vida sensiblemente superior en muchos casos
En este contexto, los inversores deben recordar las oportunidades que ofrece la España vaciada para atraer empresas, innovación, inversión y talento. En un momento en el que el mercado vive una situación compleja debido a la inflación, la subida de tipos, la guerra de Rusia-Ucrania, y la inestabilidad económica generalizada, invertir en un entorno rural va a generar un impacto positivo en la sociedad
La España vaciada ofrece a sus nuevos habitantes un contexto en el que se puede obtener un mejor balance entre retribución económica y calidad de vida. El movimiento hacia estas zonas parece ya imparable y aquellos que inviertan los primeros, tendrán un retorno a su inversión en pocos meses, sin lugar a dudas sus inversiones crecerán a mayor velocidad que aquellas nacidas en las grandes ciudades. En definitiva, rentabilidad y España vaciada son dos conceptos que pueden y deben ir de la mano. Y ya empiezan a hacerlo
Fuente: Cinco Dias